Día 27, el peor de todos, el que no se termina nunca, el que vas veinte mil veces al baño para asegurarte que no ves nada de ningún color. Y encima, hace unos días, tuve un sangrado super leve, coincidiendo en fecha con el famoso sangrado de implantación. Eso me puso peor, porque me da esperanzas y aumenta mis expectativa. Algo que complica el duelo mensual si nuevamente no se da...
Yo estuve embarazada una vez. Pero no hubo implantación. La alegría duró 5 o 6 días. Y esa vez, me pasó esto que me está pasando ahora. Por eso es que estoy medio loca, con dolor de cabeza, tos, resfrío y todo lo que las bajas defensas puedan permitir.
El próximo post será para decir que por fin pude ver las dos rayitas, y festejar, o para decir que sigo esperando.
¿Tendré que rezarle a algún santito?
lunes, 14 de diciembre de 2009
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